A continuación, veremos algunas consideraciones básicas para elegir la potencia de un amplificador. La primera pregunta que uno se debe responder cuando compra un amplificador es, qué tanta potencia necesito.
Si el amplificador tiene poca potencia para nuestros requerimientos usted nunca va a poder escuchar el sistema en su total capacidad, el sonido va a estar constreñido, fatigante y carente de una buena dinámica. Por otro lado si usted invierte en un amplificador de mayor potencia de la necesaria va a desperdiciar dinero que bien podría invertir en mejorar la calidad de otros componentes.
La potencia de salida del amplificador es medida en vatios (watts) y va de acuerdo a la impedancia especificada de los parlantes, la cual puede variar en términos generales desde 25 watts de un pequeño amplificador integrado hasta 500 u 800 watts de un amplificador grande, por no considerar casos extremos. La mayoría de amplificadores de cierta calidad que se ofrecen en el mercado están en un rango entre 40 a 250 vatios, existiendo por supuesto algunas excepciones.
Poder elegir un amplificador con un rango de potencia de salida apropiada para los parlantes, gustos musicales, tamaño de habitación y el presupuesto del cual se dispone es importante para lograr el mejor sonido por el dinero que se invierte.
El volumen lo medimos en Decibelios o Decibel en inglés. La palabra decibelio está formada por dos palabras «deci» es un submúltiplo, es decir la décima parte de la unidad, y el belio es la unidad concretamente. El belio recibe este nombre en honor a Alexander Graham Bell.
Para poder evaluar con cierta exactitud cuánta potencia se necesita, se requiere conocer un poco sobre acústica y su relación con la potencia. Primero hay que saber que el mayor volumen al que se escucha una orquestra sinfónica en vivo es de un nivel aproximado a 95 decibeles dB SPL (desde ahora lo identificaremos solo como «dB») y en el rock va desde 110 hasta llegar a un nivel muy alto, superando incluso los 140 dB. Debemos tener en cuenta que el umbral de lo que sería un sonido doloroso al oído está en los 130 dB.
Por otro lado el nivel de sonido tiene una función logarítmica, es decir no aumenta linealmente. ¿Cómo asi?. Por ejemplo, para lograr un incremento de volumen de 3 decibelios es necesario duplicar la potencia, lo que significa que entre un amplificador de 20W por canal y uno de 40W en términos prácticos el de 40W solo produce 3 dB más de volumen, algo perceptible pero nunca es la sensación de que sea el doble.
Con esto concluimos que las diferencias entre un amplificador de 60W y uno de 75W solo representa 15W vatios, esto produce tan sólo 1dB más de volumen el cual no lo vamos a apreciar.
Con respecto a la acústica del ambiente, es importante conocer un poco la capacidad de absorción y reflexión que hay en su sala. Esto es algo que difícilmente usted podrá controlar salvo que se trate de una habitación dedicada solo a escuchar música. De todas maneras es bueno tener en cuenta que cuanto mayor es el área y más absorbente sea (alfombras de pared a pared, cortinas gruesas, muebles mullidos, etc.) va a necesitar más potencia. Una sala con poco material absorbente necesita mucho menos potencia. Pero ninguno de los extremos es bueno. Si la sala es muy absorbente se atenúan los agudos y se pierden detalles, si la sala es muy reflejante va a tener reverberación y eco lo que se traduce en perdida de nitidez.
Con esto concluimos que las diferencias entre un amplificador de 60W y uno de 75W solo representa 15W vatios, esto produce tan sólo 1dB más de volumen el cual no lo vamos a apreciar.
El controvertido tema de los vatios y la potencia en un equipo de música
La potencia necesaria varía enormemente de acuerdo a la sensibilidad y a la impedancia de los parlantes, al tamaño y a la acústica de la habitación, a la distancia a la cual se escucha, al volumen que le gusta oír a cada persona, y en menor medida al tipo de música.
Sin embargo la sensibilidad de los parlantes es el factor más determinante para elegir la apropiada potencia del amplificador.
En los parlantes la sensibilidad es una medida que especifica el nivel de presión de sonido que van a producir los parlantes cuando reciben «x» potencia en su entrada; esto en inglés se conoce como Sound-Pressure-Level, o simplemente SPL.
Una típica especificación de sensibilidad de un parlante podría ser leída como “88dB SPL, 1W/1m”, esto quiere decir que el parlante va a producir un SPL equivalente a 88 decibeles cuando reciba un vatio de potencia y esta medida se toma a 1 metro de distancia. Aunque 88dB es una medida moderada para escuchar música, luego vamos a ver como la potencia se relaciona con los niveles de escucha y nos daremos cuenta que en realidad necesitamos mucho más que 1 vatio.
Lo que viene a continuación es importante que se entienda.
Habíamos explicado antes que para lograr un aumento de 3dB en el SPL (nivel de presión sonora) es necesario que el amplificador duplique su potencia de salida.
Acá es bueno que se entienda qué significa en términos prácticos 3dB de volumen. De acuerdo a estudios el incremento de volumen mínimo que escucha una persona es de 1dB.
Cada vez que usted sube un mínimo apreciable el volumen de su amplificador a duras penas es 1dB. Con 3dB usted distingue muy claramente un incremento satisfactorio de volumen. Por otro lado, para poder sentir que el volumen se ha duplicado es necesario incrementar en 10dB, lo cual representa un incremento de 10 veces la potencia del amplificador.
Volviendo al ejemplo anterior teníamos un parlante cuya sensibilidad es de 88db con 1W de potencia, para llegar a 91dB este parlante va a necesitar del amplificador 2W, para 94dB sería 4W, para 97dB 8W y así sucesivamente. Para que este parlante produzca picos de 109dB nosotros vamos a necesitar un amplificador de 128W de potencia de salida. Es así como funciona.
Ahora si tenemos un parlante cuya sensibilidad está especificada como 91dB a 1W/1m, es decir solo 3dB más que el ejemplo anterior, haciendo el mismo calculo nos daremos cuenta que para lograr el nivel de volumen de 109dB con este parlante solo vamos a necesitar 64W de potencia, es decir la mitad del caso anterior. Y un parlante con una sensibilidad de 94dB va necesitar solo 32W de potencia para lograr el mismo volumen. Cuanta más alta es la sensibilidad del parlante este logra convertir la potencia del amplificador en mayor volumen de sonido.
Esto demuestra la importancia de esta especificación de los parlantes llamada “sensibilidad” para cuando tenemos que elegir la potencia del amplificador y por otro lado hace ver lo absurdo de la creencia popular en interesarse en los vatios de un parlante.
Ahora podemos concluir que un amplificador cuya potencia es el doble de otro solamente logra producir 3dB más de volumen. Es decir entre un amplificador de 40W y uno de 80W sólo hay 3dB mas de volumen y lo mismo entre uno de 250W y uno de 500W. Sin embargo la potencia de salida es más grande entre 250W y 500W que entre 40W y 80W, pero la diferencia aún sigue siendo 3dB.
Es por esta razón que debemos considerar la relación entre las potencias de salida y no la diferencia entre la cantidad de vatios cuando queremos comparar dos amplificadores
En este cuadro podemos comparar cómo se comporta con distintos niveles de vatios un parlante cuya eficiencia es de 88db versus otro de 91dB y concluimos que para llegar a 109 decibeles de volumen en un caso necesitamos 128 vatios mientras que en el otro solo basta 64 vatios y se obtiene el mismo resultado.
Parlante de 88 dB de sensibilidad medido a 1Mt de distancia
1W | 88 dB |
8W | 97 dB |
32W | 103 dB |
128W | 109 dB |
Parlante de 91 dB de sensibilidad medido a 1Mt de distancia
1W | 91 dB |
8W | 100 dB |
32W | 106 dB |
64W | 109 dB |
Ya que ahora hemos aprendido lo elemental de la amplificación, en una próxima entrega ampliaremos la explicación sobre los amplificadores y su relación con los vatios.